Por otro lado esa energía preciosa de una madre gestando, haciendo lo que sólo nosotras podemos, sintiéndome fuente de vida, con los pies bien arraigados en la tierra y la cabeza siguiendo la brisa, esa energía se iba desvaneciendo poco a poco. A medida que avanzaban los días, me iba entrando un sueño... Toda embarazada entenderá de lo que hablo y si ya tiene un hijo más!
Tras la inmensa alegría que la llegada de este milagrito (ya hablaré más de porque es un milagro), llegó el miedo! Miedo a que pasará algo, que no llegará a termino, miedo a que hubiera cualquier problema. Cuando ya has perdido un hijo pierdes la inocencia y ese optimismo incondicional que suele acompañar la maternidad (ya hablaré también de las pérdidas perinatales).
Pero luego hicimos la ecografía de las 12 semanas y pude tranquilizarme, verle, contemplar el milagro de la vida y maravillarme de los avances de la ciencia! Y luego vinieron las pataditas, aaaaah las pataditas, esa primera interacción con nuestro bebé!!! Finalmente y por ahora vino la ecografía de las 20 semanas y ya sabemos que es un niño! A ver como me apaño yo con el pito, jejeje!
Ya de 23 semanas, las molestias del primer trimestre acabadas o al menos atenuadas, ya me siento con más energía de nuevo y vuelvo a emprender esta aventura de contaros nuestra maternidad con la esperanza que os interese y con suerte inspire y ayude.
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